La toxina botulínica, comúnmente conocida como Botox®, es un neuromodulador ampliamente utilizado en Medicina Estética y terapéutica. Su principal acción consiste en bloquear temporalmente la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor que permite la contracción muscular, lo que resulta en la relajación de los músculos tratados. El tratamiento con toxina botulínica es mínimamente invasivo y se realiza mediante inyecciones en las áreas específicas. Los efectos suelen comenzar a notarse entre 3 y 7 días después de la aplicación, alcanzando su máximo alrededor de las 2 semanas. La duración de los
resultados varía entre 3 y 6 meses, dependiendo del paciente y la zona tratada. Es importante destacar que estos tratamientos deben ser realizados por profesionales médicos cualificados para garantizar su seguridad y eficacia. Además, se recomienda realizar una valoración previa para determinar la indicación y dosis adecuadas para cada paciente.
Tratamientos:
Es ideal para personas que desean mejorar el aspecto cansado o envejecido debido a la hiperactividad muscular facial, sin modificaciones artificiales. El tratamiento con neuromoduladores permite:
La sesión comienza siempre por una valoración detallada de la musculatura y la anatomía facial. Se determina el patrón de inyección y la dosis exacta para cada paciente. El procedimiento es prácticamente indoloro, rápido (10-15 minutos) y permite reincorporarse a la vida cotidiana de inmediato, siguiendo unas sencillas indicaciones post-tratamiento.